viernes, 27 de marzo de 2009

Descanse en Paz: D. Antonio Lorenzo



Sede Caja de ahorros de la Coruña y Lugo 1941
El consejero honorario de Caixa Galicia y ex director general de la anterior Caja de Ahorros de La Coruña y Lugo, Antonio Lorenzo, falleció ayer a la edad de 94 años. Tanto Lorenzo como José Luis Méndez lideraron la fusión de lo que hoy se conoce como Caixa Galicia, anticipándose a la tendencia que posteriormente se generalizaría en el sistema financiero español




Antonio Lorenzo Pérez, director xeral da Caixa de Aforros da Coruña e Lugo e primeiro director xeral de Caixa Galicia, faleceu a noite do mércores na Coruña aos 94 anos de idade.
Un home na noso memoria, a de moitísimos emplegados de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña y Lugo, que nos dirixiu ata a crezón de Caixa Galicia.

Este ourensán, profesor mercantil, desempeñou un papel decisivo á hora das negociacións que mantiveron as antigas caixas de aforros de Ferrol e da Coruña e Lugo, as dúas entidades provinciais que nun primeiro momento lideraron a creación da Caixa de Aforros de Galicia.

D. Antonio Lorenzo Pérez e José Luis Méndez, o actual director xeral de Caixa Galicia e director xeneral adxunto naquel momento, capitanearon a fusión.

Antonio Lorenzo Pérez, artífice de Caixa Galicia
Impulsó y anticipó la fusión de las cajas de ahorros
MARÍA FERNÁNDEZ 28/03/2009 ( El País)
Era un ejecutivo de los de antes. "Todos le respetaban, pero nadie le temía, porque era de esas personas a las que les importabas. Sabía cómo tratar a todos los empleados", aseguraba tras su funeral uno de sus colaboradores. Según sus allegados, ejercía su profesión sin caer en el paternalismo del que tiende la mano y luego impone sus decisiones como inapelables. Antonio Lorenzo (Leiro, Ourense) falleció la noche del miércoles 25 de marzo en A Coruña, rodeado por su numerosísima familia (tuvo 10 hijos), a los 94 años.
Desempeñó un papel decisivo en las negociaciones entre las entidades
Profesor mercantil por la Escuela de Altos Estudios Mercantiles, su carrera profesional comenzó un año antes de la Guerra Civil, en una Galicia prácticamente rural, en las Fábricas Coruñesas de Gas y Electricidad. Tenía 20 años. Pronto pasaría a ser jefe de personal en la Sociedad General Gallega de Electricidad y en Fenosa hasta que en 1959 se incorporó como director general a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña y Lugo. Poseía una inteligencia natural y una espontaneidad poco corrientes. Gracias a estas dos cualidades supo ver lo que otros no querían: la fusión de las cajas de ahorros, que ahora la crisis ha vuelto a poner de actualidad.
En la década de 1970 y en un momento de intensa transformación social y económica, desempeñó un papel decisivo en las negociaciones que mantuvieron las antiguas entidades financieras de Ferrol y A Coruña y Lugo. De ellas surgiría, en 1978, la que hoy es Caixa Galicia, que en pocos años aglutinaría a la caja de Santiago. Antonio Lorenzo fue su primer director general, con un joven José Luis Méndez como director adjunto. Permaneció en el cargo tres años y dio paso a Méndez, que sigue actualmente como primer ejecutivo. El tiempo les dio la razón. Poco después, las fusiones de cajas se generalizaban en el sistema financiero español ayudándolas a dar el giro definitivo hacia un modelo bancario moderno.
En su retiro no dejó de trabajar. Hombre muy religioso, Antonio Lorenzo fue presidente de Cáritas, fundador de la Asociación de Padres y Familiares de Personas con Discapacidad Intelectual y miembro de Sagrada Familia, una sociedad impulsora de viviendas sociales. Cada miércoles, hasta un mes antes de su muerte, se reunía con antiguos compañeros frente a una taza de café. Cuando sus fuerzas le impidieron salir de casa, la tertulia se trasladaba a su salón con el único fin de compartir tarde y charla.
Sus hijos no lo recuerdan como un directivo. Tampoco como un padre ausente. "Dedicó su vida a la caja, pero nunca sentimos que faltaba. Lo tuvimos siempre con nosotros", decían tras el funeral. Por encima del mérito profesional, ése fue, quizá, su logro más valioso.


El sindicato de cajeros catalán reprueba la gestión de Caixa Catalunya
Además, consideran incoherente exigir esfuerzos adicionales a la plantilla mientras que el comité de dirección incrementa sus retribuciones un 40%. Concluye que los 6.000 empleados de Caixa Catalunya se sienten “estafados moralmente” y por lo tanto, muestra su rechazo a la aprobación de la gestión.
Durísimo el documento elaborado por el Sindicat d'Estalvi de Catalunya (SEC) contra la gestión de Caixa Catalunya. Este sindicato catalán del sector de las cajas explica su voto contra la gestión del Consejo de la caja presidida por Narcis Serra. Justifican la reprobación por tres motivos: el desorden organizativo, la incoherencia en la gestión y un estado de ánimo de los 6.000 empleados de la plantilla “fuera de control”.
El representante del sindicato, José María Porta, considera que los 500 cambios de directores de oficina realizados en el último año son una muestra evidente de falta de organización y de desvinculación de la oficina con el cliente. Justo lo contrario de lo que hay que hacer en momentos de crisis. Además, acusa a la dirección de “prescindir de experiencia” y de la multiplicación de cuadros intermedios que supuestamente están dedicados a la evaluación del riesgo, “desvinculados de las labores comerciales”. No ha habido un control del riesgo, sino más bien una multiplicidad de controles y supervisiones que “deberían realizarse informáticamente”, concluye Porta.
Además, el sindicato de cajeros considera incoherente criticar a la anterior gestión y sin embargo, mantener en el actual comité de dirección al Director de Negocios de la “época negra”. Y sobre todo, considera incoherente exigir esfuerzos adicionales a la plantilla mientras que la dirección eleva sus retribuciones un 40%. “Unos ejecutivos de segunda división no justifican estas prebendas”. Y es que en momentos de crisis resulta cuando menos “obsceno” que la dirección se suba sus retribuciones cuando a la plantilla se le exige esfuerzos de austeridad.
Porta denuncia que a los 6.000 empleados se les están exigiendo horas extras gratuitas, se les amenaza con destitución si no alcanza objetivos, etc. En resumen: presión adicional en momentos de crisis. Comprensible. Lo que pasa es que mientras unos soportan presión, otros disfrutan prebendas. Y eso es menos comprensible. Porta considera que la plantilla vive sentimientos de “estafa moral”. Hay desmotivación y el ‘run-run’ de la fusión acecha. Y todos saben que será absorción. O sea, que serán los comprados. En todo caso, deberían estar más tranquilos: La Caixa ya ha dicho a quien le quiera escuchar que no quiere comprar Caixa Catalunya.(Hispanidad

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